SILENCIO
No hay nada tan elocuente como el rostro del silencio ese que tu me dejaste y que una lluviosa tarde rompió nuestros juramentos. Yo no te culpo de nada puede que fuese egoísmo desear que tú me amaras pensar que te merecía ignorando que el silencio fue nuestro triste emisario de que te estaba perdiendo. No queda nada en las tardes que añore junto a mis manos la caricia del recuerdo ni queda nada en mis labios que rememoren tus besos tú ya te irás para siempre yo me quedare en silencio tú serás solo un recuerdo que en mi amanecer incierto como un cuchillo afilado tendré clavado en mi alma tendré clavado en mi cuerpo. Mas relatos en el blog de MAG.