El último tren
Había esperado demasiado tiempo. El
tren que pasaba por la aldea, se había llevado demasiados sueños. En él, partió
un aciago día, la que iba a ser la mujer de su vida. Después, uno tras otro desaparecieron
sus mejores amigos. Por último, sólo le quedaba
esperar a él un poco más. Tenía paciencia, así que un buen día se sentó en el
andén y se puso a esperar.
Se vio un burrito atado a la
ventana junto a la mujer que amaba en una pequeña casita. Había poco espacio
mas eso hacía que estuviesen más unidos, pero él no estaba satisfecho por lo que esperó un poco más. He de añadir, que
se encontró en una gran mansión con un poderoso caballo en el establo y una
hermosa mujer la cual apenas veía, llenando su vida de grandes espacios vacíos
y grandes silencios, mas no era eso lo que quería. Estaba en un palacio lleno
de sirvientes y de ruido. En algún lugar, intuía que tenía una familia, aunque
ya no estaba seguro de nada y, de pronto,
despertó. Se vio sólo, el último tren ya
había pasado por lo que no existía el pueblo. Trató de subir la rampa donde
estaba el andén pero no podía. Miró en el espejo de su alma y, de pronto, se
dio cuenta de que había envejecido, trató de volver a los orígenes de su
existencia mas el camino había desaparecido.
Había esperado demasiado tiempo y
el último tren ya había partido.
Que relato más verdadero a veces la espera no nos deja ver lo que tenemos y dejamos pasar el tren de la vida ..Y ese nunca vuelve ..Hay que vivir el presente y dejar que futuro nos sorprenda ..
ResponderEliminarUn bonito relato..Un saludo muy fuerte.
Hay trenes que pasan pocas veces por la vida y si los dejamos pasar puede que nos quedemos esperando. Lo triste es que ningún tren vuelva a pasar.
ResponderEliminarBss.
Es que la vida va pasando mientras esperamos y vamos perdiendonos el presente. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarEso sí que es triste: limitarse a esperar ese "algo ideal" que no llega y darse cuenta tarde que perdimos todo nuestro tiempo en esa espera. Saludos.
ResponderEliminarEn la espera está la desespera, o la desesperanza.
ResponderEliminarMirar en el espejo del alma... Intensa y bella alegoría, de verdad.
Un texto que nos hace pensar sobre la filosofía de la vida.
Un beso grande.
Me gusta lo de mirar en el espejo del alma .
ResponderEliminarUn buen relato y es que la vida es como un tren que viajamos en el tiempo.
Besos.
No es bueno esperar mucho y mucho tiempo sentado. Pero sobre todo sin saber bien qué se quiere, como tu personaje
ResponderEliminarCreo que tal vez la espera de un regreso no le dejó ver otra oportunidad, tal vez con otra mujer. Incluso con una mujer próspera y más joven que él. Tal vez habría sido más feliz que con aquella mujer que se fue para no volver.
ResponderEliminarSaludos.
El problema de pensar en la meta y dejar de disfrutar el camino, los amores y desamores, la ilusión y desilusión, lo imperfecto, la paciencia y el arrebato, la espera de un atardecer que haya retenido algún recuerdo
ResponderEliminarBeso
Es cierto, las oportunidades en la vida que se dejan pasar se pierden
ResponderEliminarirremediablemente.
Un abrazo