LA ÚLTIMA ACTUACIÓN
Se dejaba la vida en lo que hacía, no era uno de esos falsos
payasos asesinos o pendencieros a los que tan acostumbrados nos tiene las
novelas o el cine. Él era autentico en el más amplio sentido de las palabras,
se dejaba parte de su alma en cada actuación sembrando sonrisas infantiles las
largas tardes de verano.
Su vida era un continuo deambular de aquí para allá
arrastrando pesadas maletas repletas de magia, fantasía y sueños rotos.
Vio como el destino le arrebató todo lo que más quería. La
mujer que amaba era una gran trapecista
a la que, una aciaga tarde, precipitó contra el suelo en el que sería su
último vuelo. Poco después, el mayor de
sus hijos, emprendió un viaje sin retorno hacia ninguna parte quedando dormido
para siempre junto con su bicicleta nueva.
Pero al final ahí estaba él, sólo, viejo y cansado. Como
siempre, transformando las penas en alegrías, derramando ilusiones, acariciando
con su magia las mentes infantiles y de pronto, se derrumbó. En medio de aplausos y sonrisas, entró en ese
mundo oscuro del que nadie vuelve.
Quizás, en esa eterna mañana de encuentros inesperados donde
el sol recorre un inmenso arco iris poblado de unicornios y criaturas etéreas,
en donde las argénteas sonrisas infantiles nunca se apagan. Además, la tarde dibuja
el rostro de la alegría borrando todo rastro de tristezas y lágrimas
derramadas.
Toda una vocación, alegrando a los demás, a pesar de haber perdido a su hijo. Y a esa mujer amada, la trapecista que murió en una caída.
ResponderEliminarBien contado.
Faltaría el enlace y la imagen de este jueves.
Que bonita historia me ha llenado y llegado muy dentro ..ese payaso que a pesar de sufrir su soledad sigue ofreciendo sonrisas a todos los demás ..muy bonito .
ResponderEliminarGracias por este relato tan emotivo .
Abrazos y feliz fin de semana.
Ojalá se haya reencontrado con la felicidad. Seguro que sí. Un abrazo
ResponderEliminarCuanta belleza hay en tus palabras! Y me quedo, con que al final, se marchó a reunirse con los suyos haciendo lo que más le gustaba.
ResponderEliminarBss.
Me recordaste el Poema de Juan de Dios Pesa "Reir llorando".
ResponderEliminarUn abrazo